
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero
1 Juan 4:19
CONTEXTO
El apóstol Juan escribió esta epístola para fortalecer a los creyentes y para advertirles contra falsos maestros. En el capítulo 4, Juan enfatiza el amor como el fundamento de la fe en Cristo, recordando a los creyentes que el amor auténtico proviene de Dios. Este versículo nos muestra que nuestro amor hacia Dios es una respuesta a su amor infinito y previo hacia nosotros.
TRES RAZONES
I. EL AMOR DE DIOS NOS INSPIRA A AMAR
El amor que Dios nos mostró al enviar a su Hijo nos impulsa a amar a los demás. Su amor es la fuente y el ejemplo perfecto de cómo debemos amar. Este amor inicial de Dios se manifestó de manera suprema en el sacrificio de Jesucristo en la cruz, quien murió por nosotros cuando aún éramos pecadores
Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.»
II. EL AMOR DE DIOS NOS DA IDENTIDAD
Nuestra identidad como cristianos está cimentada en el amor de Dios. Saber que somos amados por Dios nos da una seguridad y una identidad que nada ni nadie nos puede quitar.
Nuestra identidad y valor reside en el hecho de que somos hechos hijo de Dios, amados profundamente y eternamente por Él.
1 Juan 3:1: «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.»
III. EL AMOR DE DIOS NOS TRANSFORMA
El amor de Dios no solo nos salva, sino que nos transforma. Al experimentar su amor, somos cambiados y capacitados para vivir una vida que refleja su carácter.
Permitamos que el amor de Dios transforme cada aspecto de nuestras vidas, llenándonos de gracia, paciencia y compasión hacia los demás.
Romanos 5:5: «Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.»
CRISTO ES EL CENTRO
En Cristo vemos la manifestación suprema del amor de Dios. Él nos amó primero, entregándose en la cruz por nuestros pecados. Nuestro amor por Dios y por los demás es una respuesta a ese amor inmenso y perfecto. Este pasaje encapsula la gracia y la iniciativa de Dios en la historia de la redención.
Efesios 5:2: «Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.»
PARA MEDITAR
Esta verdad de Dios nos ofrece una profunda esperanza y consuelo. No estamos llamados a amar a Dios por nuestros méritos o esfuerzos, sino que nuestro amor es una respuesta a su amor perfecto y eterno.
Devocional Diario
IEB ALBACETE